Gijón, una ciudad vibrante
Gijón tiene la virtud de esas ciudades que se reinventan, por instinto, contra corriente, con el paso del tiempo. En los últimos años, ha clavado sus coordenadas en el eje de ciudades espontáneamente vibrantes que se extiende por la cornisa desde San Sebastián a La Coruña. Puede que se lo deba al mar Cantábrico, que mantiene despiertas a las capitales costeras del norte.
Sobre el eco del pasado industrial, se ha reinventado como una ciudad cosmopolita, carismática, moderna, de hechizante vida nocturna, íntima en invierno, volcada hacia sus playas en verano. Una metamorfosis drástica, pero armoniosa, enraizada en su historia.
Extractos de la guía del congresista de Gijón




Intensa escena cultural
En la misma colina donde los romanos colocaron las primeras piedras de la villa, hoy se levanta una monumental escultura de Eduardo Chillida, paradigma de la vanguardia. Su gastronomía mantiene el sabor y el aroma del antiguo barrio de pescadores, Cimavilla; y si Jovellanos convocó la ilustración desde Gijón hace casi 3 siglos, hoy la ciudad despliega una intensa escena cultural -musical, literaria, etnográfica- que no baja el telón durante todo el año.
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Para visitar en Gijón
En el punto más alto del cerro, la antigua atalaya desde donde se avistaban las ballenas, se alza una de las obras favoritas de su autor: Eduardo Chillida. Premio Príncipe de Asturias de las Artes. El propio escultor vasco confesaba que había recorrido la costa atlántica europea en busca de posibles emplazamientos. Al recibir la invitación de Gijón, tras su visita al Cerro de Santa Catalina, supo que era la ubicación perfecta. Construida en 1990, en el barrio histórico, la escultura fue recibida con recelo por el espíritu irónico de sus habitantes.
Hoy es uno de los símbolos de la ciudad y visita obligada. La escultura provoca diferentes impresiones en función del punto de vista. Además, sorprende su efecto caracola, inesperado también para su autor, que captura el sonido del mar en su interior. La subida al cerro despliega una amplia panorámica que ayuda a entender la ciudad, su doble bahía y el fondo de colinas que la cierran por el sur.
Los baños públicos de la ciudad de Gigia constituyen uno de los yacimientos romanos más importantes del norte de España. Construidos entre los siglos I y II d.C., se descubrieron en 1903, aunque no se abrieron al público hasta 1965.
Tras la campaña de excavaciones y restauración del Gijón romano, en los 80 se construyó el actual museo. Cada espacio se presenta con una reconstrucción infográfica de las termas. Mediante luces de colores se evocan las zonas frías, los baños templados, los espacios calientes, los hornos, y se explica el sistema de calefacción romano.
La visita permite conocer el desarrollo de la ciudad más antigua de Asturias, fundada hace más de 2.000 años. Las termas son, sin duda, un buen punto de partida para visitar otros fascinantes museos arqueológicos de Gijón, como la Campa Torres o la Villa de Veranes.
Asomarse al apodyterium (vestuario), inclinarse sobre el frigidarium, el tepidarium o el caldarium (piscinas), recorrer el pasillo que pisaron los habitantes romanos de Gijón, contemplar las pinturas originales que aún decoran sus paredes… Esto es lo que permite la visita a las Termas Romanas de Gijón.
El mayor edificio construido en España en el siglo XX es un gran desconocido. Sorprende la magnitud del conjunto, de más de 130.000 m2, levantado en plena posguerra.
Sigue en apariencia, los ideales de la arquitectura clasicista, pero la visita revela sus aspectos más innovadores. Cerrado en sí mismo, se organiza en torno a la gran plaza central que, con 150 metros de largo y 50 de ancho, sugiere el estilo de las plazas castellanas, aunque su principal fuente de inspiración es la Plaza de San Marcos, en Venecia. En torno a ella destacan la capilla, cubierta por la cúpula elíptica más grande de Europa, el teatro, de fachada helenística, y la torre, el edificio más alto de Asturias y el más alto de España en piedra.
Concebido originalmente como orfanato minero, cuando en 1948 comenzaron las obras bajo la dirección del arquitecto Luis Moya Blanco, se había decidido que fuera la primera Universidad Laboral del país. Hoy, bajo el nombre de Laboral Ciudad de la Cultura, es una pieza clave de la Milla del Conocimiento de Gijón.
Quien espere encontrar un jardín tradicional se sorprenderá. En el jardín botánico de Gijón puedes perderte en un bosque de robles centenarios -declarado monumento natural-, recorrer en silencio una aliseda o pasear por unos jardines históricos del siglo XIX. El espacio dispone, además, de un área didáctica que muestra la vegetación autóctona de ambas orillas del Atlántico. Sin necesidad de salir de la ciudad, permite descubrir el encanto de los espacios naturales propios de Asturias. En verano, en los entornos mágicos del Jardín Botánico se celebran conciertos en formatos únicos.
En el corazón de la ciudad más cosmopolita de Asturias, el casco antiguo nos transporta a un auténtico barrio marinero.
Desde que los romanos abandonaran el primer poblamiento en el Cabo Torres para fundar Gigia, en el siglo I, la ciudad se contuvo en esta pensínsula que parte la bahía de San Lorenzo. Hasta el siglo XVIII, no se produjo el salto a la tierra interior, la configuración actual de la ciudad.
En Cimadevilla conviven los restos romanos, los recuerdos del pasado pesquero, de los balleneros y las cigarreras de la fábrica de tabacos. También la casa natal y la tumba de Jovellanos, las huellas del Camino de Santiago y la vida nocturna, seá de identidad del barrio.
A sus pies, se abre el Puerto Deportivo, antiguo dominio de los marineros y del tráfico con América. Sobre él, uno de los mejores palacios barrocos de la región y la zona comercial de la ciudad.